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Consejos para educar a tu perro

Una vez que el cachorro esté adaptado a su nueva familia y entorno, todavía le quedará un largo camino que recorrer para transformarse en el perro adulto equilibrado, sociable y tranquilo que todos deseamos.

Desde su nacimiento nuestro cachorro está constantemente sometido a nuevas experiencias que le ayudan a madurar. Primero con su madre y compañeros de camada y luego como parte de nuestra familia. Todos los especialistas hablan de un periodo de vida superimportante en la educación del cachorro. Es el famoso periodo de socialización

¿Es la socialización tan esencial en el proceso de educación de mi cachorro?
Pues sí. Es una de las etapas más importante de la vida de nuestro perro. Es un tiempo crucial en el cual nuestro perro está más abierto a aceptar y asimilar nuevos estímulos, nuevas experiencias. La manera en que se enfrente a esos estímulos y experiencias determinará la manera en que nuestro perro se enfrentará a nuevas experiencias durante el resto de su vida.

La socialización abarca desde el nacimiento hasta la madurez pero la etapa más crítica se sitúa entre los 45 días (mes y medio) y los 3-4 meses de edad . Durante el periodo de socialización el perrito tiene que aprender a relacionarse con otros perros: primero su madre, luego sus hermanos y luego otros perros desconocidos. Tenemos que enseñarle a relacionarse con los humanos: mujeres, hombres, niños, ancianos, etc. Tiene que familiarizarse con el ruido, con los coches, las bicicletas, los electrodomésticos, lugares nuevos y situaciones hasta ahora desconocidas .

La mayoría de los dueños de perros entienden este concepto de someter al perrito a muchas cosas nuevas y lo hacen concienzudamente. Pero donde muchos dueños de perros fallan es en comprender que esas experiencias tienen que ser positivas .

Educa a tu cachorro con experiencias positivas
Por ejemplo, por mucho que un perro se relacione desde cachorro con los coches, si su primera experiencia ha sido negativa y no ha podido superarla de inmediato, pues de adulto seguirá teniendo miedo a los coches. Y nos costará dios y ayuda corregir esta impresión arraigada en su niñez porque por esas alturas se habrá convertido en fobia.

Las fobias pueden hacer que tanto la vida del dueño como la del perro se convierta en un sin vivir ya que un perro que tiene miedo puede reaccionar de diferentes maneras: puede adoptar una actitud aterrorizada (orejas gachas, colas entre las piernas, lomo encorvado, gemidos, lloriqueos, etc.), claramente diciendo «por favor, por favor, no me sometas a esto». ¡Imagínate pasar por esto cada vez que intentas meter a tu perro en el coche, o cuando vea a otro perro, etc.!

O el perro puede adoptar la actitud contraria: ponerse hecho una furia y atacar la razón de su miedo para que esta cosa se aleje de él y se mantenga lo más lejos posible. ¡Imagínate lo que este comportamiento puede desencadenar si el foco del miedo de tu perro son los niños, o gente que va en bicicleta, etc.!

Así que lo más inteligente que podemos hacer es procurar que la toma de contacto de nuestro cachorrito con todos estos nuevos elementos sea lo más positivo y agradable para él. Pero esto a veces es más complicado de hacer de lo que parece, porque son una multitud de cosas nuevas que nuestro perrito tiene que descubrir y familiarizarse con ellas. Lo que suele ocurrir, si son demasiadas cosas juntas, es que el cachorro se estrese y que algo acabe por ir mal.

¿Qué puedes hacer para que este periodo de socialización transcurra sin incidentes?
Procura al cachorro una guarida donde pueda refugiarse cuando sienta la necesidad de tranquilidad. Un trasportín con la puerta abierta es una excelente guarida. Cuando el cachorro se haya resguardado en su guarida, no dejes que le molesten ya que tiene que ser un santuario para él, y no lo será si a cada momento alguien lo pueda agarrar por el pescuezo y sacarlo de allí a rastras. Cuidado sobretodo con los niños, muy propensos en querer «jugar con el perrito» sin darse cuenta que este también necesita reposo.

Tu actitud es muy importante ya que el cachorro se fijará en ti cuando no sepa cómo reaccionar o algo lo sorprenda o atemoricé. Si ve que estás tranquilo y relajado se calmará antes. No proyectes tus temores. Si tu estás pensando: «Ay madre, espero que todo vaya bien, que no le hagan daño, que no se asuste.», le estarás condicionando: notará tu ansiedad y sacará la conclusión que hay algo que temer.

No dejes que sea sometido a demasiadas impresiones al mismo tiempo durante demasiado tiempo. Cuidado con las fiestas, grupos grandes en general donde el cachorro pasa de mano en mano hasta que acabe nervioso y estresado. Conviene que conozca las aglomeraciones pero sin que éstas se vuelvan demasiado para él. Se le puede dejar circular durante un rato pero después conviene dejarlo descansar en su guarida para que la experiencia guarde un significado positivo para él. Paulatinamente podremos aumentar el tiempo que el perro pase en situaciones concurridas.

Si tu cachorro reacciona mal en alguna situación no te desmoralice e intenta en los días sucesivos exponerle de nuevo a esa experiencia pero atenuando la experiencia para ir aumentando la intensidad en días posteriores. Por ejemplo, si tu cachorro se asusta de una moto que pasaba veloz, en los días posteriores enséñale a tu cachorro una moto parada, deja que se acerque, que la huela y cuando se relaje podéis iros. Al día siguiente enséñale la moto parada sin arrancar y con alguien encima. Luego al día siguiente puedes enseñarle la moto parada pero con el motor arrancado, etc. De lo que se trate es que el cachorro se acostumbre y comprenda que no pasa nada cuando vea una moto por la calle.

Si prefieres jugar sobre seguro y asegurarte de que todo saldrá bien durante el periodo de socialización de tu cachorro, el laboratorio CEVA ha creado unos collares y difusores impregnados con feromona tranquilizadora canina, llamada D.A.P., que pueden ayudar a tu perrito a sobrellevar este periodo estresante de su vida de la mejor manera posible.

¿Qué es el D.A.P. (Dog Apaising Pheromone)?
Esta feromona es emitida por las perras cuando tienen cachorros para tranquilizar a sus crías pero perros de todas las edades responden a ella. Al ser una feromona no es un medicamento ni crea adicción. Lo único que hace es calmar a los perros, los hace sentirse a gusto y relajados. De cierto modo lo podemos comparar a cuando percibimos un olor que nos recuerda una experiencia agradable: por ejemplo el jabón que usaba nuestra madre para lavar la ropa en nuestra niñez. Para los perros es esa sensación multiplicada por 10.

En varios estudios independientes se ha demostrado que los cachorros que llevan un collar D.A.P., al estar más relajados y tranquilos, hacen frente a las experiencias e impresiones de una manera más positiva y la posibilidad de que desarrollen algún trauma disminuye drásticamente. Si quieres saber más sobre el D.A.P. pregunta a tu veterinario ya que este producto se vende en la Clínica Veterinaria.

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